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60 años del embargo a Cuba sin vislumbrar una salida cercana

60 años después del embargo interpuesto por Estados Unidos hacia Cuba, los habitantes de la isla se han acostumbrado, sin tener esperanzas de este se levante o flexibilice en un futuro cercano.

La puesta en vigor del embargo, un 7 de febrero de 1962, fue parte de una oleada de actuaciones de los Estados en confrontación durante el tiempo de la Guerra Fría que alcanzó su clímax en la Crisis de los Misiles, en octubre del mismo año, y que puso al mundo al borde de una guerra nuclear.

Esta decisión por parte del gobierno estadounidense, surgió como una herramienta de tipo estratégica con la que esperaban que el Gobierno en La Habana doblegara en sus propósitos; sin embargo, nunca se obtuvo concesión desde Cuba, empeñada en “ser comunista en las narices del imperio”, como manifestaba en su momento Fidel Castro.

No obstante, la situación vuelve a tomar importancia y rememora los tiempos de la Guerra Fría por una conversación telefónica entre los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su homólogo en Rusia, Vladimir Putin. Interacción en la que abordaron asuntos de cooperación estratégica entre los dos Estados. Y se suma a esto la tensa situación que se vive en Ucrania, puesto que, para el viceministro de Asuntos Exteriores del Kremlin, Sergei Riabkov, no se descarta un despliegue militar en Cuba si el conflicto con Washington se recrudece sobre la tensión en Kiev.

Para las autoridades, el embargo ha sido generador de la falta de desarrollo de la isla, considerándolo como un virus. Para los expertos, actualmente se siguen viendo los intereses geopolíticos de Estados Unidos, los cuales son los que determinan el endurecimiento o la relajación de este cerco.

A pesar del intento de flexibilización que se dio durante el Gobierno de Barack Obama, estos se vieron modificaron de una manera más abrupta en la presidencia de Donald Trump, quien agregó 243 medidas al bloqueo. Entre tanto, pese a las promesas campañas de su sucesor, Joe Biden, no se observa una solución cercana al bloqueo instaurado.

Según los analistas, el presidente Joe Biden espera una mejor posición de su Gobierno en las elecciones a desarrollarse en octubre. No obstante, las perspectivas de esos comicios no son alentadoras para la isla; si los republicanos arrasan dentro del terreno legislativo la situación llevará a continuar con la restricción establecida décadas atrás. A lo anterior se sumaría, además, que para la administración Biden los cálculos electorales son más importantes que el deber humanitario que representa la decisión frente al embargo.

En medio de este contexto, Cuba continua su resistencia al bloqueo buscando las formas de aprovechar sus talentos para vencer esta adversidad; en enero el presidente Díaz-Canel, ejecutó la convocatoria con el fin de buscar una solución a la peor crisis económica en 30 años de la isla, donde la inflación asciende al 70% y se evidencia un marcado deterioro de la calidad de vida de los habitantes, aunado de la escasez de alimentos y medicinas.

Este contexto tiene también divididas las opiniones dentro de la isla. Para los defensores del Gobierno cubano, el bloqueo es el generador de todos sus males; para los detractores, la raíz de la problemática está en aprovechar esta circunstancia para encubrir la ineficiencia y los problemas estructurales de su economía.

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